domingo, 28 de febrero de 2010

Tiare Apetahi (3 Leyendas)


1. Existe una maravillosa leyenda tahitiana atada a esta flor y muy valorada por todos los tahitianos.
La leyenda dice que los delicados pétalos de la Tiare Apetahi representan los 5 dedos de una adorable chica tahitiana que cayó enamorada del hijo de un rey de Tahiti, y murió de pena de amor porque no tenía esperanzas de casarse con él. Los pétalos se cierran por la noche y al alba se abren con un leve sonido chispeante, que hace pensar que es el sonido de su corazón roto. Alcanzar el pico lleva un par de horas de excursión, pero cada minuto merece la pena.
Otra versión dice que Apetahi consiguió el amor de su amado pero murió por la pena de los que estaban en contra de su amor y cuando murió en los brazos de su amante dijo: “Cada mañana cuando vengas a la montaña, te daré mi mano para acariciarte”.
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2. Otra leyenda de la Tiare Apetahi empieza con una mujer llamada Apetahi que buscaba refugio en la montaña después de una violenta discusión con su marido. Sola y cubierta de tristeza, solo quería morir.
Después de cavar un gran agujero, se cortó su brazo izquierdo en un acto desesperado y lo enterró antes de que ella misma sucumbiera a la muerte. Algunos años después un pequeño arbusto con preciosas flores blancas creció en ese lugar. Los isleños que salieron a buscar bambú a la montaña pasaron por delante del arbusto una noche. Asustados por un extraño ruido, los excursionistas descubrieron la extraña flor que parecía una mano. Rápidamente todos pensaron en la similitud entre la flor y la mano de la trágicamente fallecida Apetahi. En su memoria la flor fue llamada Tiare Apetahi.
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3. La mas extensa dice que hubo una vez en Raiatea, una familia que tenia dos hijos, un niño y una niña. Un dia al amanecer los padres salieron a pescar y la madre le dijo a su hija, llamada Apetahi: “No os inquietéis, regresaremos cuando consigamos peces”.
Cuando la hija entró en la casa, su hermano se le acercó para preguntarle: ¿Qué te ocurre?. Su hermana le respondió entonces llorando: “Nuestros padres no son cariñosos, no se ocupan de nosotros. Yo no los quiero. Creo que no son buenos padres”.
Después de decir estas tristes palabras, los dos se fueron a su habitación. Volvieron los padres y entraron a casa con el pescado. Como no escucharon ningún ruido, la madre pensó que los niños dormían.
Maïre, la madre, criticó a sus hijos, sin saber que Apetahi la escuchaba. Apetahi no pudo olvidar lo que su madre había dicho y, cuando amaneció, se fugó y corrió a casa de su tío para contarle lo que había sucedido.
Al despertarse, su madre llamó a la niña pero no obtuvo respuesta. El hijo le dijo que su hermana se había ido a casa de su tío. Maïre despertó a su marido y fue a casa de su hermano. Al llegar, este le advirtió que su hija se había ido al monte Temehani. La madre de Apetahi preguntó a su hermano: “¿Tu sobrina ha dicho algo antes de partir?”. Él respondió: “Vuestra hija ha partido hacia el monte porque no puede soportaros”.
Nada más escuchar esto, la madre corrió, llorando, hacia el monte Temehani para buscar a su hija. Cuando llegó, sin saber que su hija había muerto de pena en la montaña, la llamó sin recibir respuesta y se dirigió hacia los bambúes, viendo a lo lejos una bella flor que brillaba y que portaba 5 pétalos. Se aproximó a la flor y entonces vio la cara de su hija. Al ver su rostro, lloró y pidió perdón a su hija, pues lamentaba mucho haberle hecho sufrir de ese modo.
Al volver a su casa anunció la mala noticia a su marido. “Nuestra hija a muerto en el monte de Temehani”. Asombrado, el padre no la creyó. Su mujer le dijo: “Ve al monte Temehani, y a lo lejos verás aparecer una bella flor blanca con cinco pétalos”.A su llegada al monte, el padre vio la flor que su mujer le había descrito y comprendió que era verdaderamente su hija. Se aproximó y también le pidió perdón. A su vuelta a la ciudad, anunció a toda la gente que su hija había muerto y que había florecido como una Tiare de cinco pétalos.
Nadie le prestó atención.Un cazador, vio detrás de los troncos de los bambúes una bonita flor que brillaba como el oro. En ese momento se acordó de lo que el padre de Apetahi, había dicho en el poblado. El hombre volvió a casa y dijo que la flor realmente existía, pues él la había visto con sus propios ojos. Fue entonces cuando la gente reaccionó y partió hacia allí. Cuando llegaron, apareció la Tiare Apetahi. Según cuenta la tradición, la leyenda de la Tiare Apetahi es una historia verdadera.

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