El corazón de la Polinesia tiene nombre: Islas Cook. Ubicadas en el centro del triángulo polinésico al noreste de Nueva Zelanda, entre Tonga y Tahití, las 15 islas que conforman el archipélago cumplen con las condiciones de un edén tropical intachable. Sin nada que envidiarle a la Polinesia Francesa en cuanto a paisajes, aunque con menos turismo y más baratas, las Cook son la opción para los que buscan islas pacíficas sin gastar fortunas.
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KIA ORANA
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Oleadas de la Gran Migración Polinésica –cerca del 1500 a.C.– trajeron a los primeros pobladores: maoríes provenientes de la mítica tierra de Havaiki o, según historiadores, probablemente de las Islas Marquesas. Llegaron surcando los mares en sus grandes canoas dobles llamadas vakas. Y vivieron aquí, entre la selva y el mar, aislados del resto del mundo por mucho tiempo.
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No fue hasta el 1600 d.C. que los primeros europeos, navegantes españoles, avistaron estas islas y, desde entonces, no hubo más contacto con el Viejo Continente hasta la venida del inglés James Cook, en 1773, en honor de quien se nombró el archipiélago. Después llegaron los misioneros religiosos, trayendo creencias e influencias occidentales.
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Pero esta milenaria cultura polinesia sigue viva y se siente desde que se pisa el aeropuerto. Un tallado del dios Tanga Roa, patrono de cosechas y fertilidad , saluda a los recién llegados. La bienvenida es con ukeleles: “Kia Orana, welcome to the Cook Islands” , mientras el collar de flores de tiare baja por el cuello. Su perfume, sumado al aire cálido y la música, crean una atmósfera que comunica a los sentidos que se ha llegado a la Polinesia. A su corazón, ni más ni menos.
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RAROTONGA, UNA JOYA
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Rarotonga es la isla principal del conjunto de las Cook y una de las más hermosas, rodeada por una laguna de corales que la envuelve en un aura de agua turquesa y coronada por montes volcánicos cargados de densa selva tropical. Las altas cumbres, de 650 m , están siempre con niebla, creando un paisaje espectacular para una costa de arena blanca bordada de palmeras.
La isla es circular, con sólo 32 km a la redonda y un camino principal que da la vuelta a su perímetro. Se recorre en 40 minutos en auto o moto, siendo esta última el medio más popular, recomendable y económico. Arrendar una bici es otra buena idea para no perderse detalle del paisaje y, también, hay un bus que recorre la isla cada media hora.
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Sus 10 mil habitantes son todos conocidos o emparentados, por la calle los saludos van y vienen. Como visitante, a la semana, uno ya ubica caras y recibe más de alguna venia y, por más desconocidos que sean, es fácil sacarles a los locales una sonrisa al pasar.
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Avarua es el poblado capital, organizado a lo largo de una costanera con tiendas, cafés, restaurantes, servicios e información turística . Es un lugar para abastecerse de provisiones y souvenirs, pero está claro que hay que salir de Avarua cuanto antes para apreciar la verdadera gracia y la desbordante naturaleza de Rarotonga.
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Palmeras y árboles frutales se ven por todas partes. Las gardenias e hibiscos crecen como arbustos. Los polinesios son famosos por incluir flores en su vestuario, en el pelo o detrás de las orejas. La regla dicta: la flor tras la oreja derecha para los solteros y en la izquierda, los comprometidos. Es tal la reverencia por la flor de tiare que, incluso, tiene su propio festival en noviembre, donde todas las casas se decoran con flores para celebrar la belleza de este símbolo nacional.
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Las playas de Muri y Titikaveka –en el sureste de la isla– son las mejores . Muri tiene una vista espectacular de cuatro islotes o motus, que están muy cerca de la costa y a los que se puede cruzar nadando o en kayak. Titikaveka es de hermosas playas desiertas. Ambos sectores ofrecen snorkeling, pero si lo que se quiere es ver muchos peces de colores, lo mejor es ir a Tikioki, frente a Fruits of Rarotonga , el mejor punto para observar fauna marina dentro de la laguna.
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Una de las maravillas que se dan en estas aguas son las estrellas de mar de un azul tan intenso, que parecen pintadas con témpera. Pero también hay mucho que ver fuera de la laguna. Un excelente panorama es salir a navegar. Desde el agua, Rarotonga se ve en todo su esplendor : sus verdes montes enmarcados de mar y cielo. El buceo alrededor de la barrera de coral también es bueno; además de peces, con un poco de suerte se pueden encontrar tortugas y tiburones de arrecife.
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Y si es invierno, entre julio y octubre, hay buenas posibilidades de ver a las impresionantes ballenas jorobadas, que detienen su migración en estas aguas por unos días para descansar con sus ballenatos. También se pueden observar desde tierra, ya que las ballenas nadan muy cerca del borde de la laguna.
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La música, el ritmo y la danza están en la esencia de la cultura polinesia ; los locales lo llevan en la sangre. Es cosa de todos los días ver a grupos de amigos y familiares reunidos y cantando. La música también está presente en todas las ceremonias, incluyendo las misas de los domingos que son casi enteramente cantadas. Porque aquí no hay quien no sepa cantar, tocar algún instrumento o bailar, y hay una variedad de celebraciones a lo largo del año que dan testimonio y expresión a esta pasión isleña.
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El mayor de los festivales es el Te Maeva Nui, en agosto, que celebra la independencia de las Islas Cook. Es una gran fiesta, que incluye danzas, cantos y tambores, artes visuales y deportes, donde compiten las 15 islas.
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Todas las semanas hay presentaciones de grupos de danza en restaurantes y hoteles, los llamados Island Nights , que incluyen comida y shows tradicionales. El festín es generalmente un umu, cocimiento de carnes, pescados y vegetales envueltos en hojas de plátano y tapados en un hoyo en la tierra con piedras volcánicas calientes, al mismo estilo del curanto chileno.
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Después de la comida, los tambores alargados llamados pates rompen el silencio con un estruendo de ritmo al que se suman los ukeleles, una guitarra chica similar al charango . Luego comienza la danza, alegre, sensual, llena de gracia. Adornados con plumas y flores, los hombres saltan y chocan las rodillas, mientras las mujeres mueven las caderas increíblemente rápido, los brazos y las manos ondulando en lentos movimientos que imitan las aguas o la brisa en las hojas de palma.
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“Estos bailes no son sólo belleza artística sino también una forma de comunicación, usados tradicionalmente para contar leyendas e historias de amor y aventuras”, dice Roimata, una chica de 20 años que no se separa de su ukelele, baila desde que aprendió a caminar y canta con una voz a la vez dulce y agreste, talento natural pulido sólo por práctica apasionada, sin pretensiones.
En una mezcla de inglés y maorí, Roimata entona una canción que habla del mar, de los antepasados, de la selva, de la vida en estas islas de sol y flores. Y de otros secretos de la cultura polinesia que, como visitantes, quizás no podemos comprender, pero que ciertamente podemos admirar en su expresión alegre y exuberante, en cada rincón de este paraíso llamado Islas Cook.
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CANTO Y DANZA
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Una parte intrínseca de las Islas Cook es su estilo de vida de la danza. Cada isla tiene sus propias características históricas danzas, que son una forma de narración de cuentos y se practica con asiduidad desde la primera infancia. Hay numerosas competiciones durante todo el año en cada isla y son reñidos. Islas Cook se consideran amnongst los mejores bailarines polinesios en cualquier parte y han ganado muchos premios internacionales.
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Mientras que el resto del mundo es muy consciente de la atracción del hula hawaiano y tahitiano tamuré, las Islas Cook Hura es mucho más sensual y feroz.
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En Las Islas Cook el talento para la música, tanto en la canción y la danza se puede ver en los numerosos festivales durante todo el año. Hay numerosas bandas de la cadena que crean una gama sin precedentes de la música que desempeñan en restaurantes, hoteles y conciertos, ya que combinan la electrónica moderna con la tradicional ukeleles forma de cáscaras de coco.
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El tamurē es una danza de Tahití y las Islas Cook y aunque negada por el local de los puristas, para el resto del mundo es la danza más popular y la marca de Tahití. Por lo general, bailan como un grupo de niños y niñas, todos vestidos de más (con hierba Tahitian en la falda, y con las fibras de la corteza de la pūrau (hibiscus)
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Los chicos sacuden sus rodillas (como tijeras, de ahí el uso de la palabra pāoti (tijeras) para este movimiento), y las chicas agitan sus caderas (y su cabello largo), En realidad el movimiento de sus rodillas es el motor que impulsa sus caderas. Sus pies deben permanecer planos en el suelo y los hombros deben permanecer estacionados. Sin embargo, tradicionalmente en el Ote'a o Ura Pa'u, de Tahití las caderas son sacudidos vueltas y vueltas (en lo que se conoce como la lavadora), mientras que en las Islas Cook se baila con las caderas un lado a otro . Pero debido al tamuré, este énfasis es menos importante. Los movimientos de las manos es de importancia secundaria. Las chicas estan en gran parte de pie, los chicos se desplazan a su pareja, ya sea frente a su frente o se esconden detrás de su espalda (como se ve desde el público). El ritmo de la música se aumenta continuamente hasta el punto de que sólo los más experimentados y aptos bailarines pueden mantener sus shakings arriba. Dependiendo de los artistas intérpretes o ejecutantes, los alegatos sexuales pueden ser más o menos evidentes. El predecesor de la tāmūrē, el tradicional upaupa fue proscrito por misioneros por ese motivo. Tāmūrē es una palabra extranjera, el nombre de un pez en las Tuamotu, el nombre real de la danza es de origen Tahitiano. Poco después de la segunda guerra mundial un soldado del batallón del Pacífico, Louis Martin, escribió una canción sobre un ritmo clásico en el que utilizó la palabra tāmūrē muy a menudo como un tra-la-la. Que después fue conocido como Tāmūrē Martin, y un nuevo género nació.
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DANZAS TRADICIONALES
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El arte de la danza se toma muy en serio por los de Cook. Cada una de las islas de la cadena tiene su propia danza y el aprendizaje de la danza se considera un aspecto importante de la infancia. Competiciones a lo largo del año fomentar la danza tradicional. Hombres y mujeres muestran ir a al ritmo de tambores en el paté y asi demostrar la naturaleza y los movimientos sensuales de los distintos bailes.
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MUSICA TRADICIONAL
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Todos los habitantes de las Islas Cook comparten un amor por la música y el canto. Estrecha armonía canto está muy desarrollado en la iglesia y la música a menudo repetida en las bodas y los funerales en forma de himnos. Como la danza, cada isla tiene su música y la canción distinta, que constituyen la base de concursos anuales entre los isleños. Que acompaña a la Hura y otros bailes paté son tambores de madera, que reflejan la antigua cultura maorí y mantener un lugar importante en los desfiles y procesiones en la isla. en Las Islas Cook los tambores son diferentes de los Tahitianos y se compone de diferentes sonidos de cada una de las islas, a saber, Aitutaki, Manihiki, Tongareva, Pukapuka, Mangaia, Nga-pu-Toru, ritmos y Rarotonga.